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¿Qué es el perdón?

El perdón viene de las palabras latinas “per donare”, que significan “dejar ir”, “dar por” o “dar para”. Cuando ejercemos el perdón “soltamos” a quien nos ha ofendido o nos ha hecho un mal. En griego esta etimología se entiende mejor, pues, “afesis”, palabra para perdón, significa liberación.

En pocas palabras perdonar a alguien es la renuncia a los resentimientos e indignación que ha causado una ofensa y surge de la libertad y la caridad del ofendido.

Debemos de saber que el perdón, como liberación, es fruto de la voluntad de cada individuo. No se puede obligar a perdonar porque esta acción recae en la voluntad.

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Perdón y misericordia

Como mencionamos el perdón es la liberación del resentimiento contra el ofensor, y de sus culpas, pero se entiende mejor cuando va de la mano con la misericordia, la cual es, literalmente, un corazón empobrecido o compadecido. Evoca un corazón lacerado, y lacerado especialmente por ver la miseria de otro.

Este puede nacer de considerar al ofensor como un pecador que ha degradado su dignidad humana. Esta degradación puede lacerar el corazón del ofendido; y en la medida que desee el bien y la superación del ofensor es un hombre caritativo, pues desea el bien del otro, incluso de un ofensor, sin desear nada más para sí mismo.

¿El perdón implica dejar de hacer justicia?

Cuando perdonamos no significa que dejemos de reclamar justicia sobre el que nos ha ofendido. Nos hemos liberado de la ira y del resentimiento, pero no de la justicia. Abandonar ésta sería un gran mal para el ofensor, pues la justicia acerca al ofensor a una corrección y busca su perfeccionamiento.

Acercar a la justicia al ofensor le causa un bien, pues reconoce que ha violado la dignidad de otra persona, y además lo insta a llevar una vida virtuosa, aunque tenga que purgar una justa condena. Al final la justicia y el perdón no se contradicen porque buscan el mismo fin que es el bien del ofensor.

Si todos nos esforzáramos por pedir perdón, nuestro mundo sería más pacífico y armonioso, lo importante es recordar que cuando decidimos perdonar nos liberamos nosotros de una carga que no nos corresponde.