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Lo que se siembra, se cosecha

Lo que se siembra, se cosecha

Te dejamos esta historia ” Lo que se siembra, se cosecha ” te dará una gran lección.

 

Un día una mujer se paró justo enfrente de un pordiosero. La mujer era muy elegante, vestía con ropa de marca y a simple vista parecía que ella jamás había experimentado no tener para comer.

El hombre que estaba sentado en una banqueta la miró fijamente y le pidió que se fuera, que no necesitaba a otra persona que se burlara de él. La mujer sonrió y ella le preguntó:

-¿Tienes hambre?

-No, ¡para nada!, acabo de cenar con el presidente, ahora vete.-Respondió el hombre con sarcasmo.

La mujer sonrió aún más, de pronto tomó al pordiosero del brazo suavemente para levantarlo, pero éste se resistió. Un policía que estaba observando la escena se acercó para preguntar si todo estaba bien.

-Todo está bien, sólo quiero llevar a este hombre a ese restaurant que está detrás para que coma algo-dijo la mujer.

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-¿Está segura que eso quiere usted?- Preguntó el policía sorprendido.

-Sí, quiero que coma ahí.- Respondió ella.

Entonces el policía tomó al hombre del otro brazo con más fuerza, pero éste se resistía aún más, él no quería entrar a esa restaurant, no quería comer ahí. Después de unos minutos al final accedió y los tres entraron. El gerente se acercó a ellos y les dijo que el pordiosero no podía estar en ese lugar, que era mala imagen para su restaurant, por lo que el vagabundo se echó a reír diciendo:

-Ya ve señorita, que aquí no aceptan a tipos como yo.

La mujer le preguntó al gerente si conocía la firma de abogados que estaba cerca del restaurant.

-Sí, cada semana vienen aquí y rentan un salón especial para sus reuniones de oficina.-Respondió el gerente.

-Muy bien, ellos son un gran negocio para usted, y yo soy la dueña y presidenta de la firma, así que espero no haya problema y pueda atendernos como lo hace cada semana-, dijo la mujer mientras le entregaba una tarjeta de presentación al gerente.

De inmediato el gerente los atendió. El pordiosero algo confundido le preguntó a la mujer por qué lo estaba ayudando.

-Mírame bien, ¿me recuerdas? Hace muchos años tú trabajabas en este restaurant  y yo era una niña de la calle que no tenía para comer, entonces me viste y sin dudarlo me ofreciste comida, me diste el mejor platillo que tenía este lugar y vi cómo depositabas en la caja registradora el dinero de la comida que yo estaba disfrutando, te metí en problemas porque eso iba en contra de las políticas de la empresa, pero no te importó. Por mucho tiempo te busqué para agradecerte el gesto que tuviste conmigo y hoy que lo hice, quiero que acudas a mi oficina para darte un trabajo- explicó la mujer.

Espero que esta pequeña historia te haga reflexionar sobre lo que estás haciendo el día de hoy, porque el día de mañana eso tendrás. Recuerda que la vida da muchas vueltas y definitivamente lo que sembramos tarde o temprano lo cosecharemos.